Desde que conocí en mi época de estudiante la teoría de la evolución de Darwing, sentí que algo no encajaba. Por supuesto que las acepto, pero le faltaba algo que le diera el sentido total y la coherencia necesaria para ser creíble. Paralelamente a mi desarrollo personal, una inquietud dirigía siempre mis pensamientos hacia el mismo camino, hacia la búsqueda de una solución personal a la incógnita de mis orígenes como humano y como especie. Intuyo que en la respuesta a esta pregunta esconden otras puertas que busco abrir como persona para mi conocimiento.
Todas las especies se adaptan al medio donde viven. Eso es cierto. Cuando el medio cambia, unas especies se extinguen y otras se adaptan, cambiando las relaciones naturales que como especies mantienen en el ecosistema donde conviven. Mi pregunta era: ¿cuál era el mecanismo que hacía cambiar a una especie su cuerpo para adaptarse a ese nuevo medio?. La respuesta de la "selección" y el "tiempo" no me satisfacía. Esos son factores que intervienen, no me cabe la menor duda, pero me preguntaba cómo unas células sabían interpretar los cambios habidos en el ecosistema, darle una solución para la supervivencia, y cambiar el ADN de la especie para que las generaciones venideras se beneficiaran de ese cambio.
La naturaleza está llena de ejemplos de soluciones de auténtica ingeniería que diferentes especies han desarrollado para la supervivencia. Soluciones que el Hombre necesitas estudiar e investigar con medios avanzados para, en muchas ocasiones, imitarlas. Es decir, necesitamos utilizar la inteligencia y la tecnología para desarrollar avances parecidos a los que todas las especies han logrado. Estamos hablando de que las células proponen a los organismos cambios necesarios en sus estructuras corpóreas para adaptarse al medio, sobrevivir e incluso ascender en la cadena alimenticia. Y puestos es esta tesitura, cabría preguntarse porqué algunas especies que tradicionalmente juegan un papel importante en la cadena alimenticia para depredadores situados en una escala superior a ellos, no desarrollan algún tipo de cambio para dejar de ser masivamente alimento de otros. Parece como si tácitamente interpretaran que así se mantiene un equilibrio necesario y la mejor respuesta a esa necesidad de equilibrio, no fuera la evolución, sino la procreación masiva para evitar la extinción. Hablo particularmente de las cebras, por ejemplo.
Volviendo al tema central, mi incógnita era conocer qué mecanismo hacía cambiar el proceso multiplicador de las células -siguiendo las directrices del ADN- para formar o transformar partes del organismo y adaptarse al medio. El tiempo juega un papel importante dado que, generación tras generación de la especie, se perfecciona ese cambio hasta llegar al resultado óptimo. El estudio de muchas especies y aspectos de ellas que en principio podrían parecer banales, como por ejemplo, las plumas -un derroche de diseño en ingeniería aeronáutica- me hacían preguntar qué mecanismo, que clase de inteligencia se ponía en funcionamiento para diseñar los nuevos cambios. La respuesta la encontré en "el deseo".
Antes de explicar el proceso evolutivo basado en el deseo, explicaré otro concepto importante para comprender su papel: la conexión armónica de la naturaleza.